Estamos muy contentos de que nuestro nuevo documental El País De Mi Madre (Mother, Country) dirigido por Pablo Navarrete haya recibido una reseña de cinco estrellas en DMovies. Lea la reseña aquí en ingles.
Agradecemos a la Dra. Marcela Pizarro Coloma por sus generosos comentarios con la película. Recomendamos entusiastamente su trabajo periodístico y televisivo sobre América Latina y especialmente Chile.
Aquí puedes leer una traducción al español de la reseña.
El País De Mi Madre (Mother, Country)
Pablo Navarrete y sus padres caminan hacia una casa modesta en un frondoso barrio de Santiago. Su madre, Cristina, cuyo valiente testimonio personal proporcionará más adelante la narrativa de la película, nos cuenta que esta casa fue una vez un notorio centro de tortura, La Venda Sexy, donde ella había estado detenida después del golpe militar de Chile de 1973. Justo en ese momento, los residentes de la casa se acercan a la puerta para encontrar a estos visitantes no deseados. Las preguntas rápidamente se convierten en acusaciones, las demandas de reconocimiento se encuentran con la negación, todo capturado en cámara en una secuencia que captura la esencia de la película: una historia de un retorno que entrelaza el oscuro pasado de Chile con la lucha en curso contra la amnesia política.
La historia también trata sobre un despertar: tanto el levantamiento social masivo de Chile de 2019, aunque fugaz, como el del propio director. La película comienza en ese Santiago del 2019, cuando, después de años de ira latente por la creciente desigualdad social, un simple aumento en el costo de las tarifas del metro enciende la mecha. Navarrete, cámara en mano, se dirige al país al que confiesa haber mantenido a distancia durante mucho tiempo, inspirado por los millones de chilenos que salieron a las calles para exigir el fin del sistema de libre mercado instalado durante la dictadura que convirtió la atención médica, la educación y las pensiones en mercancías a costa de ellos.
Otro tipo de documental podría haberse centrado en los detalles granulares de esta historia política. Si bien la película (editada y coproducida por el cineasta argentino Rodrigo Vázquez-Salessi) entrelaza ingeniosamente imágenes de archivo del pasado dictatorial para sugerir causa y efecto con un Chile que hierve de rabia, reserva el arco principal y el centro del encuadre para su madre. Cristina Godoy-Navarrete permite que su hijo la filme mientras comparte relatos desgarradores de torturas inimaginables, pero sólo si él también muestra su negativa a dejarse acobardar, ya sea en imágenes de su incansable activismo político a lo largo de los años, o en un video VHS con fallas filmado en un parque de Londres después de huir de Chile mientras abraza a su esposo Roberto: este es su cuerpo, y lo usará para amar.
La película se inscribe en un rico linaje de documentales que han expuesto cómo miles de personas fueron torturadas o desaparecieron durante el régimen militar, pero lo hace desde el punto de vista de la diáspora. Como relata la propia película, cientos de miles de chilenos huyeron y se hicieron una vida en otro lugar, pero nunca dejaron de recordar su patria. Sus voces tienen un poder fantasmal en un país donde las referencias públicas al pasado se mantienen al mínimo. Navarrete también lo ubica como parte de una rica historia de resistencia política de la comunidad exiliada en el Reino Unido en un acto de reconocimiento: más notablemente, el papel central desempeñado por los chilenos del Reino Unido en la campaña de 503 días para llevar al general Pinochet ante la justicia después de su arresto en Londres a fines de la década de 1990.
Hace poco tiempo que Chile comenzó a reconocer las contribuciones hechas por estas generaciones transnacionalizadas como una parte significativa de la historia cultural y política del país. Este año, por primera vez, Valeria Montti Colque, una artista de la diáspora chilena, fue elegida para representar al país en el pabellón nacional de la Bienal de Venecia. “Cosmonación” de Colque construye el país de sus padres ignorando por completo el estado nacional e invocando en cambio epistemologías indígenas que Chile ha buscado silenciar durante mucho tiempo. Sería reconfortante saber que películas como la de Navarrete pudieran ser reconocidas en Chile como contribuciones diaspóricas que representan a una ciudadanía más allá de sus fronteras.
De vuelta en Santiago, Navarrete podría haber comenzado la película en un barrio acomodado, pero quiere llevarnos a otro lugar: a La Victoria, un barrio de bajos ingresos en las afueras de la ciudad. No es casualidad que esta secuencia aparezca en la película: el barrio fue la primera ocupación masiva organizada de tierras en América Latina y un lugar de valiente resistencia política durante la dictadura. El simbolismo se agudiza cuando la familia visita una estación de televisión comunitaria, Señal 3: un medio de comunicación alternativo que se posiciona en oposición a los medios corporativos de derecha que han dominado el panorama mediático chileno. Fuera de la estación de televisión vemos la imágen de un mural que dice: “La comunicación al servicio del pueblo”. La película de Navarrete es precisamente eso.
El País De Mi Madre (Mother, Country) se presentará en Madrid el miercoles 27 y jueves 28 de noviembre. También tendrá su estreno en Chile el viernes 10 de enero. Ver aquí para más información.